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Cistoscopia: consentimiento informado

Según la norma vigente, Ley Número 26842 – Ley General de Salud, todo paciente debe ser debidamente informado al respecto de el procedimiento o cirugía a realizarse en su persona.
Es por eso que nos animamos a informar al respecto de las mas comunes cirugías en urología.

Hoy comentaremos de...

CISTOSCOPIA
INFORMACION GENERAL
Es un procedimiento, no una cirugia, y puede realizarse en el consultorio bajo medidas de asepsia y antisepsia.
En algunos hospitales se realiza en sala de operaciones o en tópicos preparados específicamente para este fin.
El tipo de anestesia requerida será la indicada por el anestesiólogo, pero generalmente es de tipo local.
Aunque infrecuente, es posible que, durante o después de la intervención, sea necesaria la utilización de sangre y/o hemoderivados, esto depende de cada caso en particular.
Es importante antes de realizar todo procedimiento, que Usted le indique al profesional de posibles alergias medicamentosas, alteraciones de la coagulación, enfermedades cardiopulmonares, existencia de prótesis, marcapasos, medicaciones actuales o cualquier otra circunstancia.
EN QUE CONSISTE LA CISTOSCOPIA
Se utiliza con este motivo, un Cistoscopio, que es un instrumento metálico el cual posee una fibra óptica, que permite al Urólogo, observar los tejidos internos mediante el auxilio de una microcámara, la cual lleva la imagen a un monitor.


Se realiza habitualmente en régimen ambulatorio y anestesia local (gel anestésico en uretra) que minimiza las molestias y las hace totalmente tolerables.
En ocasiones puede optarse por realizarla bajo sedación, bien por su decisión, bien por alto riesgo de recidiva de un tumor vesical o por necesitar alguna manipulación complementaria.
También cabe la posibilidad de que durante la cirugía haya que realizar modificaciones del procedimiento por los hallazgos intraoperatorios para proporcionar un tratamiento más adecuado.

RIESGOS DE LA CISTOSCOPIA
A pesar de la adecuada elección de la técnica, de ser un procedimiento rutinario y de su correcta realización, pueden presentarse efectos indeseables; tanto los comunes derivados de toda intervención y que pueden afectar a todos los órganos y sistemas, como los debidos a la situación vital del paciente (diabetes, cardiopatía, hipertensión, edad avanzada, anemia, obesidad...), y los específicos del procedimiento.
Mencionamos los riesgos más frecuentes:
  • No conseguir llegar a un diagnóstico.
  • Hemorragia, tanto durante el acto quirúrgico como en el postoperatorio.
  • Síndrome de reabsorción líquida, debido al trasvase inevitable del líquido de irrigación al torrente sanguíneo, aunque esto se presenta de manera infrecuente.
  • Infección urinaria o general de consecuencias imprevisibles.
  • Perforación vesical, debido a dificultades de introducción del cistoscopio, vejigas deterioradas por patología propia o a consecuencia de obstrucciones prolongadas, aunque es infrecuente que suceda y no siempre requiere un tratamiento específico al margen de dejar una sonda permanente.
  • Estenosis uretrales, debido a la propia manipulación uretral al paso del cistoscopio.
  • Cuadro febril (bacteriemia) a pesar de la profilaxis antibiótica.

Estas complicaciones habitualmente se resuelven con tratamiento médico pero pueden llegar a requerir una reintervención, generalmente de urgencia.
Ningún procedimiento invasivo está absolutamente exento de riesgos importantes, incluyendo el de mortalidad, si bien esta posibilidad es bastante infrecuente.
De cualquier forma, si ocurriera una complicación, debe saber que todos los medios técnicos de están disponibles para intentar solucionarla.

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